Calefaccion radiante

La calefacción radiante es un sistema de calefacción mediante distribución con suelo o techo radiantes largamente usado en países del norte y centro de Europa

Este sistema de calefacción se basa en la misma técnica que ya usaban los romanos o que aún se utilizan en las glorias de la meseta castellana. Estos sistemas tradiciones, de poca eficiencia, consisten en conductos situados bajo el suelo que son atravesados por una masa de aire caliente que se ha generado mediante una especie de horno ad hoc.

Los sistemas modernos, utilizan un circuito hidraúlico cerrado cuyas tuberías circulan bajo el suelo, calentando el mismo. Son sistemas de calefacción de elevada eficiencia energética, que ahorran una gran cantidad de combustible proporcionando considerables ahorros al usuario.

Además, este sistema de distribución de calefacción se basa en la radiación. Todo foco de calor transmite el mismo de tres formas diferentes, según las leyes de la física. La más obvia es por contacto directo; después está la convección, es decir, que el calor se transmite a unas moléculas que funcionan de medio, transmitiéndole el calor a un tercero. Esta es la calefacción convencional, la de los radiadores o la de los sistemas de bomba de calor. Y finalmente, está la radiación. La radiación consiste en que el foco emisor de calor emite simultáneamente infrarrojos, es decir, ondas electromagnéticas que contienen energía, y que transforman esa energía en calor cuando alcanzan un cuerpo sólido. La gran ventaja de la calefacción radiante es que no calienta el aire, sino la materia sólida. De esta forma, es el sistema óptimo para climatizar locales de techos altos, que cuando son calefactados mediante convección presentan el problema de que la masa de aire caliente tiende a ir hacia arriba, con lo cual es necesario instalar aerotermos en el techo que envíen en aire caliente hacia abajo. Esta forma de calefacción es muy poco eficiente, y el suelo radiante presenta un gran ahorro de energía en comparación.

La calefacción radiante a través del suelo sólo presenta un inconveniente: que las tuberías deben circular bajo el suelo. De esta forma, es necesario hacer la instalación o durante la construcción del edificio, o durante una reforma integral, pues de lo contrario la obra civil necesaria hace que la instalación no sea rentable. La solución a este problema lo presenta el techo radiante, de instalación mucho más sencilla, que alcanza las mismas eficiencias pero es más barato de colocar. El hecho de que la calefacción se encuentar en el techo no nos debe desanimar, pues como ya sabemos, la energía de la calefacción radiante no se pierde por el camino; se convierte en calor sólo cuando alcanza materia sólida.